Antoine Sartre muere atropellado en la estación de metro de Denfert Rochereau en París. La policía francesa concluye de forma apresurado que ha sido un suicidio. Lejos están de imaginar que este hecho luctuoso está relacionado de forma directa con la colisión del Alejandría y el Mesana en aguas del estrecho de Gibraltar unos meses atrás.

Jacinto Reyes, perito especializado en accidentes marítimos, cincuentón, bebedor, recién divorciado y un tanto escéptico con lo que le pueda deparar la vida, es enviado para tasar los desperfectos producidos en el Mesana. Lo que parecía a priori una investigación rutinaria se complica de manera espectacular por la aparición de una red mafiosa que intentará ocultar un secreto que atesora uno de los barcos implicados. Sin embargo no va ser éste su mayor reto porque en ese viaje, en el que regresa a la ciudad en la que pasó su juventud, tendrá que enfrentarse a una mujer a la que conoce demasiado bien, Alicia.

Vistas de página en total

viernes, 20 de abril de 2012

PRIMER CAPÍTULO DE AGUA SUCIA


Os ofrezco en primicia el primer capítulo de Agua Sucia.

Jerez de la Frontera, lunes 17 de marzo de 1986



Metrónomo: Máquina a manera de reloj para medir el tiempo e indicar el compás de las composiciones musicales.
Aquel aparato me obsesionaba y en realidad no era un metrónomo, yo lo llamaba así porque al presionar el interruptor de la luz, saltaba el resorte del temporizador provocando un sonido similar al del artilugio musical, tic, tac, tic, tac…
El pasillo era tan largo como oscuro y  nuestro apartamento era el más alejado de la escalera, de modo que daba igual que fuera de día o de noche, ya que cada vez que llegaba tenía que disponerme a oír aquel traqueteo rítmico marcando mis pasos hasta que sacaba las llaves y abría la puerta. Entonces la luz proveniente del ventanal del salón me deslumbraba.
También lo tenía presente de madrugada en mis noches insomnes cuando un vecino entraba o salía. En el dormitorio, con los ojos abiertos como platos martilleaba con los dedos el cabezal de la cama  procurando no pensar para conciliar el último sueño escuchando aquel cacharro como si estuviera instalado en el interior de mi cerebro marcando, también, el ritmo de mis pesadillas.
Recuerdo con claridad aquel lunes diecisiete de marzo de mil novecientos ochenta y seis pues fue la última vez que lo oí. Aproveché que se había marchado para dejarle una nota encima de la cama informándole que me iba esa misma noche a Barcelona  para no aguantar más su indiferencia y sus desplantes. Eché un último vistazo a la cocina, al dormitorio y cerré la puerta con el firme propósito de pasar página. Entré en el ascensor y vi mi imagen reflejada en el espejo y recordé la primera vez que subí en él, cercado por los brazos de Alicia que me besaba y prometía no dejarme jamás. Viví con ella en aquella casa un año, en tan solo doce meses había vuelto a perderla. Presioné el botón de la planta baja, al tiempo que se extinguía el tic, tac, tic, tac, para siempre.


Y a partir de hoy en Amazon y otras plataformas. Indicaré los enlaces en cuanto estén preparados.
             

2 comentarios:

  1. Un capítulo bastante corto para hacerse una idea cabal de la novela, pero se lee bien y parece interesante. Te deseo mucho éxito en Amazon Antonio Rodríguez, y te sugiero que tu nombre aparezca en tu blog y en todos lados, pues como "Novelista ingenuo" nadie te va a encontrar.
    Un abrazo,
    Blanca

    ResponderEliminar
  2. Gracias Blanca por tus consejos. Siguiendo tus indicaciones he colgado el segundo capítulo de Agua sucia. En realidad es el primero porque el abterior era una simple y corta introducción. Si llegas a leerlo espero que te guste y que me dejes tu opinión.
    Un abrazo
    Antonio

    ResponderEliminar