Antoine Sartre muere atropellado en la estación de metro de Denfert Rochereau en París. La policía francesa concluye de forma apresurado que ha sido un suicidio. Lejos están de imaginar que este hecho luctuoso está relacionado de forma directa con la colisión del Alejandría y el Mesana en aguas del estrecho de Gibraltar unos meses atrás.

Jacinto Reyes, perito especializado en accidentes marítimos, cincuentón, bebedor, recién divorciado y un tanto escéptico con lo que le pueda deparar la vida, es enviado para tasar los desperfectos producidos en el Mesana. Lo que parecía a priori una investigación rutinaria se complica de manera espectacular por la aparición de una red mafiosa que intentará ocultar un secreto que atesora uno de los barcos implicados. Sin embargo no va ser éste su mayor reto porque en ese viaje, en el que regresa a la ciudad en la que pasó su juventud, tendrá que enfrentarse a una mujer a la que conoce demasiado bien, Alicia.

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domingo, 4 de diciembre de 2011

Volver

Más de dos meses me ha llevado corregir Agua Sucia, título creo que definitivo, de la que será mi primera novela publicada en digital. En éste tiempo he descuidado mi trabajo, mi familia y a mi mismo. Ahora ya enviada a mi agente tan solo espero firmar contrato y a que la descarguéis. Si difícil es escribir, si difícil es publicar, más difícil es aún vender en esta galaxia de internet donde tanta oferta hay. Dudo de que ni tan siquiera mis amigos la compren. 
Empecé esta novela hace ahora diez años, por aquel entonces el protagonista, Jacinto, era mayor que yo, ahora lo he superado en edad, y lo seguiré haciendo día tras día. Nunca he querido que se quedara en un cajón, siempre he intuido que a él, como a mi, le gustaba el aire fresco. Es una novela íntima y aunque no es autobiográfica si que recoge en gran parte lo que he sido y lo que todavía, para bien o para mal, sigo siendo. Me gustaría que aquellos de vosotros que os decidáis a leerla disfrutéis tanto como yo he disfrutado creándola. Me he dado cuenta que para lo único que sirvo, y ni tan siquiera sé si sirvo, vosotros tenéis el veredicto, es para escribir dando bocados. Nunca soy más libre que cuando me pongo delante del teclado y me siento Dios, lanzando a mis criaturas, en éste caso Jacinto, Alicia, Silvia y Mateo, a un tablero donde juegan con dados trucados.
Hace muchos años equivoqué mi camino, ésta novela es un intento de volver atrás, al lugar exacto en donde tomé la vía equivocada para  retomar mi senda.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El sueño de...

Oigo por la mañana el canto de una alondra y me reconforta la luz que entra tamizada por el visillo del balcón. Con las ventanas abiertas de par en par por fin ha acabado esta noche que ha sido como una desventura de sueños confusos, inconexos, repetitivos. Me levanto con dolor de huesos y más cansado que cuando me acosté cargado de copas. En el duermevela en el que he pasado las últimas horas no he conseguido aclarar si las voces que escuché a las tantas de la madrugada fueron reales o procedían de mis delirios; una madre gritaba en la plaza que a la niña la habían cogido del cuello, la habían amenazado y como colofón urto o robo de móvil (que no acierto a distinguir entre ambos téminos)  y luego el derrape de las ruedas de un coche con destino a urgencias. En fin que la mañana se me presenta como un armisticio y las cortinas claras de mi habitación mecidas por el aire fresco del alba como una bandera blanca de paz. Tampoco olvido que marcho dentro de un rato a una cita que no es cita con un viejo amor.


La conexión mexicana tampoco funcionó. Ahora que ha acabado el verano donde toda pereza está justificada es cuando empezaré a desarrollar con mi agente un nuevo proyecto. No es lo que me hubiese gustado pero también es cierto que no invalida a ningún otro. No quiero contar nada más porque tengo comprobado que se me chafan todos y quizás sea por eso.
Aunque sea tarde seguré informando de lo que ocurra en este otoño que se me antoja va a ser importante.

jueves, 23 de junio de 2011

LA "CONEXIÓN MEXICANA"

    Mi agente no me ha contestado si la "conexión mexicana" es viable o no, por lo tanto estoy a la espera. Si no tengo noticias suyas de aquí al lunes la volveré a llamar. Recuperado del bajón del otro día tengo claro que no voy a dejar a mis personajes metidos en un cajón, lucharé para que les de el aire. Si fallan las editoriales la presentaré a concursos y si es necesario la venderé casa por casa. Mi novela no es mejor ni peor por ser publicada (sobre todo viendo algunas cosillas infumables que se están publicando y que nos restan posibilidades),  pero pienso que no cumpliría su ciclo lógico si no viese la luz y se exhibiese en las librerías.

martes, 21 de junio de 2011

Abandonado

  Esta mañana he hablado con mi agente por teléfono. Esperaba que me diera  ánimos pero ha sido todo lo contrario puesto que me ha planteado una situación extremadamente negra. En primer lugar le escama que se retrase tantos meses (ya van seis) la respuesta de Ediciones B, ésto le hace ponerse en lo peor así que el "no" el famoso  y temido "NO", mejor con mayúsculas, está a punto de caer. A continuación para rematar la faena me comunica que ha intentado que otras editoriales leyeran el manuscrito y le ha resultado imposible, todas sin excepción se niegan a publicar a un novel,  yo además de novel soy  talludito así que se complica más el asunto (ésto último no lo ha dicho pero yo lo creo). La crisis no va dejar títere con cabeza, no hay editor que se arriesgue, al menos conmigo, y  van a lo seguro. Pienso que en el mundo del libro a la  depresión general se unen las incertidumbres que provocan las nuevas tecnologías que a decir verdad, al menos así me lo parece, nadie tiene ni pajolera idea del camino que van a tomar.
  Cuando me veo rechazado por todas partes me propone una idea que ella misma califica de absurda pero que a su entender podría funcionar, se trata de publicar en Méjico, sí lo he escrito bien, Méjico con j o con x, que es lo mismo, la tierra de Moctezuma, la frontera sur de los Estados Unidos. Según mi agente allí hay posibilidades, la crisis se vive de otra manera y las editoriales están apostando fuerte. Ha quedado en llamarme en cuanto le contesten si van a leer el manuscrito. Y la verdad es que no acabo de ver mi novela publicada al otro lado del océano, si ya me costaba imaginarla en España allí me parece puro subrrealismo porque además será como un hijo huérfano y abandonado; quién la va a promocionar, dónde haremos las presentaciones, quién la va a comprar, aquí por lo menos contaba con los familiares y amigos. En fin, de locos pero es lo que hay y si se me da la oportunidad no me voy a negar. Al fin y al cabo Ediciones B no  me ha dado la patada y publicar en Méjico no excluye hacerlo en un futuro por esto lares. Al final voy a acabar como los toreros triunfando primero en las américas.
  Lo más cercano que se asemeja a este sentimiento de tristeza  e impotencia  que me inunda sea el de un desengaño amoroso. Me siento desarbolado, roto, sin rumbo porque lentamente se me van cerrando las puertas en un asunto que me importa mucho. Recuerdo unos versos de José Agustín Goytisolo  que dicen "canta ríe, juega, apuesta al acertar para asi acostumbrarte a ese sabor amargo que se llama tristeza y que aparece siempre cuando un amor se va". No es un amor lo que está a punto de irse pero lo parece.
  De mi segunda novela  llevo escritas 115 páginas.
  Seguiré informando a los pocos seguidores que se pasan por aquí.
  Cuantas historias no guardaran los cajones de los escritorios que, como yo, están ya  muertos.
 

viernes, 15 de abril de 2011

El chat nuevo género

En estos días he caído en la cuenta que ha surgido una nueva forma de expresión que no es ni la verbal ni la escrita. Me estoy refiriendo al chat (palabra que incomprensiblemente aún no ha sido admitida por la R:A:E:). Aunque es cierto que mantiene semejanzas con el género espistolar no se podría encuandrar en él por la inmediatez de la respuesta más en la línea de la expresión oral, aunque no igual, ya que en el chat  el ritmo es  más pausado permitiendo modular las respuestas y las preguntas de forma más sosegada, atinada y a veces cargada de dobles sentidos. Logicamente no incluyo en mi argumentación aquellos chats en los que se mantiene  una conversación telefónica o una videoconferencia.  Estoy convencido que al igual que hay grandes oradores y escritores, existen también grandes chateros que dominan el género con soltura sacándole el máximo partido. Creo, y lo creo porque me ha ocurrido, que si se dan las circunstancias adecuadas en un chat se pueden llegar a profundidades insospechadas en cualquier otro tipo de comunicación. A mí me ocurrió hace unos días y no digo más.




miércoles, 13 de abril de 2011

Y el tiempo pasa

Se intenta llevar la espera con buen humor. Los asiduos al blog saben de lo que hablo. Todas las mañanas muy temprano me levanto para mirar el correo electrónico con la ilusión de haber recibido noticias favorables, pero está vacío. Parezco un enamorado esperando recibir cartas de amor acudiendo al buzón por si el cartero ha dejado esas palabras escritas que tanto se necesitan. 
En fin, un post más, un desahogo.
Me he autoimpuesto unas minivacaciones literarias una vez "finalizada" la primera parte de mi segunda novela. Una amiga está leyendo el texto y espero su opinión. Es mi manera de trabajar, necesito que me vayan indicando, sugiriendo, que me resalten los errores que ella  ha detectado en el manuscrito. Con esos puntos de vista me hago una idea más acertada de lo que he escrito porque, los que os gusta escribir lo sabréis de sobra, los árboles te impiden ver el bosque. Recuerdo que cuando pintaba había un truco para ver tu obra sin las deformaciones de la mente, era muy sencillo, se colocaba delante de un espejo, el cambio de orientación era suficiente para que la contemplases como si fueras un observador imparcial. En literatura ésto no existe y tenemos que recurrir. al menos yo lo hago, a otros ojos. Hay autores que se vanaglorian de escribir solo para ellos sin pensar en el lector, no es mi caso, a mi me preocupa quien está al otro lado de página y aunque hay  puntos que son inamovibles me dejo influenciar en otros en los que pienso llevan razón. 
                                                                  

lunes, 11 de abril de 2011

Árboles

Esta tarde paseaba por una plaza cercana a mi casa repleta de árboles centenarios surcados por ríos  caudalosos de savia. Gigantes que se alimentan de agua extraída de la tierra y sol, dieta sana quizás por eso disfrutan de buena salud. El más pequeño es un naranjo en donde la flor de azahar ya ha germinado. Le espera nueve meses de parto hasta que madure el fruto, pero un árbol es la negación de las prisas y del movimiento No hay dolor en ellos, como contrapartida ni alegrías ni amor y sin embargo nos dan sombra en verano,  madera en invierno y oxígeno para seguir envejeciendo, eso sí, sin su dignidad.

jueves, 7 de abril de 2011

Segunda Novela

El borrador de la primera parte de mi segunda novela está finalizado. Ciento cinco páginas, calculo que me quedan doscientas más. Al paso que van mis asuntos esta va a ser mi segunda novela inédita, cuatro meses llevo esperando contestación de Ediciones B y aún nada de nada. Llamé a mi agente hace un par de meses y me dijo que en la editorial habían cambiado al director y que estaba todo paralizado, así que estoy como quien dice con la cara partía. Quien piense que conseguir agente es la panacea está muy equivocado.


domingo, 23 de enero de 2011

Madrid

He viajado a Madrid para conocer a la directora de la agencia literaria que me representa. Es el primer desplazamiento que realizo en mi vida por motivos literarios y no estoy seguro si será el último .He volado sobre los campos de Castilla a 250 kilómetros por hora en un Alvia de Renfe mientras que la noche iba cayendo serenamente sobre los pueblos que dejábamos atrás. Llego a la estación de Atocha y me veo obligado a seguir a los demás viajeros para encontrar la salida. Confieso que llevo el estigma de ciudadano de segunda al llegar a la capital, es como un complejo de inferioridad. No quiero que nadie se de cuenta que no tengo ni idea de como se accede al Metro.y que  me voy a extraviar con tan solo dar dos pasos por aquellas avenidas cargadas de circulación a cualquier hora. Pienso que éstas cosas no le pasa por la cabeza al madrileño que llega al pueblo y se pierde con total naturalidad en el entramado de calles medievales.
No me gusta el hotel, construido a principios del siglo pasado, en el que he reservado una habitación individual.  Es pequeña, demasiado pequeña y tiene una única ventana también pequeña de cristales esmerilados que no puedo abrir. Por el mapa de situación que hay tras la puerta de entrada deduzco que da a un patio interior que la dirección no quiere que vea. La televisión colgada de una de las paredes  es idéntica aunque con bastantes menos pulgadas que la que tengo en casa. Con una pegatina se advierte que está protegida con alarma antirobos. Me pregunto en que tipo de garito me he metido.
Salgo  a cenar y me dejo perder subiendo la cuesta de la calle Atocha. Un local de sexo en vivo me invita a entrar, paso de largo aunque intrigado por lo que me encontraría tras esas paredes de neón. Están animadas las calles a pesar de ser domingo por la noche. Me encuentro con un teatro donde Los Morancos presentan un nuevo espectáculo. Me digo que he llegado demasiado lejos en mi  paseo y retrocedo intentando volver a tomar el mismo camino para no preguntar, odio preguntar, como llegar a mi  destino y confesar que soy un provinciano. Maldito complejo, cuantos males provocó Paco Martinez Soria cargado con aquella maleta de cartón anudada con una cuerda.
 Ceno en un bar donde la especialidad de la cocina es el bocadillo de calamares. No lo comía desde que hice el servicio militar en Melilla. Me llama la atención el suelo sembrado de servilletas blancas. ¿No las recogen en todo el día?
No duermo bien, paso la mayor parte de la noche pensando en como escapar si aquel hotel sale ardiendo. Me despierto temprano y llamo a casa, las niñas se están levantando para ir al colegio. Salgo a la calle y una niebla espesa deja a la ciudad gris y mojada. Hace frío, cero grados centígrados. En un bar me ponen dos churros fríos con un café descafeinado. Ante el exiguo desayuno decido entrar en otro local situado frente al museo del Prado del que solo distingo a través de la niebla alguna arista  grisacea de su arquitectura. Camino delante del ministerio de Sanidad, imponente edificio de muchas plantas, serio y sin ningún tipo de coqueteo con la vanidad. Me pregunto que es lo que hacen allí tantos funcionarios, a los que observo en sus despachos iluminados por luz eléctrica, si casi todas las competencias están cedidas a las autonomías.
Me largo a realizar un par de encargos. Sorprendentemente llego a mi destino sin problemas y sin  hacer preguntas. En el centro  me acerco hasta la Puerta del Sol, calle Preciados, muy cerca  está  el hotel Regente donde me alojé con mis padres en el primer viaje que hice a Madrid siendo todavía un niño. Antes de llegar a la Gran Vía me encuentro con una caseta que están construyendo con porquería encontrada en las playas de todo el mundo. Es lo suficientemente grande como para guardar un par de tractrores, pretenden salvar nuestros mares  moviendo las conciencias de los transeuntes. A mí me parecen caprichos de gente desahogada y aburrida.
Está bonito Madrid, me gusta, vuelvo por el Paseo del Prado, paso por delante del hotel Ritz donde dos porteros ataviados con capa y sombrero despiden en un inglés fluido a un par de huéspedes. Frente por frente el Palace y más adelante la Bolsa. Frente a ella una sucursal del banco donde atesoro mis miserias financieras. Pido un extracto de la cuenta después de quedar encajonado entre las dos puertas al tiempo que una voz me pide que deposite los objetos metálicos en el exterior. Salgo miro el edificio de la Bolsa y dejo para otro día invertir dado el estado en el que se encuentran mis ahorros.
Faltan unos minutos para la una de la tarde, hora en la que quedé con mi agente. Es casi como una cita a ciegas, ella no me conoce físicamente, yo a ella por fotos. Después de un rato de espera por fin distingo una cara que que me resulta familiar, nos damos un par de besos y entramos en un bar, ella toma un vino y yo una cerveza. Hablamos de diversos temas, de lo complicado que está publicar, de cómo las editoriales están apostando muy poco por los noveles y van solo a lo seguro. A pesar de todo Ediciones B ha aceptado leer mi manuscrito, sin embargo no garantiza nada y lo más probable es que tengamos que apostar por editoriales más pequeñas. En un momento de la conversación me comenta algo de los anticipos, no tenía ni idea de que los noveles también tenemos anticipos, es una suma pequeña pero me suena muy bien. Con disimulo acaricio el extracto de la cuenta que guardé en el bolsillo de la camisa.
Después de una hora se tiene que ir, nos despedimos y le digo que espero verla  pronto para firmar el contrato, me responde que no es necesario que me traslade, lo podemos hacer a distancia, le digo que prefiero volver y es que Madrid me ha vuelto a cautivar con esa mezcla de urbe cosmopolita y ciudad de provincias.
En dos horas sale mi tren de vuelta. Almuerzo en un restaurante de Atocha.