Antoine Sartre muere atropellado en la estación de metro de Denfert Rochereau en París. La policía francesa concluye de forma apresurado que ha sido un suicidio. Lejos están de imaginar que este hecho luctuoso está relacionado de forma directa con la colisión del Alejandría y el Mesana en aguas del estrecho de Gibraltar unos meses atrás.

Jacinto Reyes, perito especializado en accidentes marítimos, cincuentón, bebedor, recién divorciado y un tanto escéptico con lo que le pueda deparar la vida, es enviado para tasar los desperfectos producidos en el Mesana. Lo que parecía a priori una investigación rutinaria se complica de manera espectacular por la aparición de una red mafiosa que intentará ocultar un secreto que atesora uno de los barcos implicados. Sin embargo no va ser éste su mayor reto porque en ese viaje, en el que regresa a la ciudad en la que pasó su juventud, tendrá que enfrentarse a una mujer a la que conoce demasiado bien, Alicia.

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viernes, 18 de diciembre de 2009

SOLSTICIO

Oigo caer la lluvia, me asomo a la ventana y veo como pequeñas gotas de agua resbalan por los adornos navideños que decoran las calles. De pronto la ciudad parece abandonada, como un bosque inaccesible, remoto y peligroso. Los riachuelos corren pendiente abajo buscando las alcantarillas y las aceras desaparecen cubiertas por lagunas infranqueables.
Sin embargo mi alma reposa, la frescura de los aguaceros siempre me ha sosegado, abro las vidrieras y saco mis manos para que se limpien. La furia de la tormenta se cuela en mi domesticada casa imponiendo sus normas. Agita las cortinas, moja el suelo y cierra con violencia la puerta de mi dormitorio. Este viejo planeta, tan viejo como cada átomo del que estoy formado, gira y gira buscando la oscuridad del solsticio de invierno. Y mi cuerpo, y yo dentro de él, buscamos empecinadamente la noche definitiva.

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